En un rincón de Chiapas, Alberto López Gómez, un indígena tzotzil de Aldama, ha desafiado las expectativas y se ha convertido en un símbolo de perseverancia y talento empresarial.
Proveniente de una comunidad donde tradicionalmente los hombres se dedican a la agricultura y el tejido es una actividad reservada a las mujeres, Alberto rompió con los estereotipos y demostró que con determinación se pueden superar las barreras culturales.
Rompiendo esquemas y construyendo un negocio exitoso
En lugar de conformarse con los roles tradicionales, Alberto decidió aprender el arte ancestral del telar de cintura, una técnica que ha sido practicada por generaciones de mujeres tzotziles.
Su pasión por el tejido lo llevó a crear K’uxul Pok’, una línea de ropa artesanal que hoy en día emplea a más de 150 mujeres indígenas de la región. Sus huipiles, vestidos y bordados, cargados de significado cultural, han llegado a las pasarelas internacionales, mostrando al mundo la riqueza de su herencia.
Un emprendedor que llevó a Chiapas al escenario mundial
Gracias al apoyo de una asociación alemana de derechos humanos, la historia de Alberto traspasó fronteras. Fue invitado a dar charlas en universidades como Harvard y participó en la Semana de la Moda de Nueva York 2020, donde compartió su visión sobre la importancia de preservar las tradiciones textiles de su comunidad.
Alberto no solo ha creado un negocio exitoso, sino que también ha inspirado a más hombres de su región a aprender esta técnica ancestral, demostrando que los límites solo existen en la mente. Su legado, más allá del éxito empresarial, es el empoderamiento de su comunidad y la preservación de una herencia cultural única.